Siempre he pensado que la buena ciencia ficción debe partir siempre de una premisa dentro de su género, ya sean los mencionados viajes espaciales (que es el caso que nos ocupa), los viajes en el tiempo, las distopías, los contactos con civilizaciones extraterrestres, etc, pero que lo más importante es contarnos cómo manejan los personajes de la película esas circuntancias y cómo repercuten estas en sus vidas. Pensé que Passengers iba a ser más típica y que iba a contar simplemente la historia de una nave espacial a la deriva donde íbamos a ver la característica relación de dos tripulantes guaperas a los que la situación les iba a quedar grande. Pues bien, eso es sólo quedarse en la superficie del largometraje.
La película cuenta inicialmente la historia de Jim Preston (Chris Pratt), un tripulante de la nave Ávalon que es despertado de la hibernación sin saber muy bien por qué. Tras despejarse del largo sueño y después de vagar por toda la nave, observa estupefacto cómo la Ávalon activa los protocolos para los que estaba diseñada cuando se despertaran los 5000 viajeros que iban rumbo a Home Stead II, un planeta similar a la tierra donde la raza humana quiere comenzar una nueva y próspera vida. Jim cae en la cuenta de que es el único pasajero que ha despertado de la nave y que el resto de personas sigue hibernando. Más tarde se da cuenta por los informes de la nave que aún quedan 90 años para que llegue a su destino, con lo cual no va a vivir para ver el nuevo planeta. Jim trata de volver a la hibernación intentando arreglar la cápsula pero le resulta imposible.
Jim Preston interpertado por Chris Pratt, tratando de buscar una manera de volver al largo sueño y no morir en el intento |
En su desesperación y tras deambular por toda la nave conoce a Arthur ( Michael Sheen ) un androide camarero que tras la barra del bar hará compañía al pobre Jim dentro de lo que cabe, con su berborrea lógica propia de un robot. Los días van pasando y Jim no consigue arreglar su cápsula de hibernación. Tampoco tiene los permisos para entrar en la cabina de los pilotos y ante su desesperación trata en vano de entrar utilizando la fuerza bruta. Ahora os preguntaréis como yo dónde pinta en todo esto el personaje de Jennifer Lawrence. Pues bien, sin destriparos nada más de la película os contaré que tras pasar un año de soledad y de plantearse incluso el suicidio, Jim se cruza por casualidad con la cápsula de hibernación de Aurora, una joven escritora que se ha embarcado en esta aventura para escribir un libro sobre ello. Jim se obsesiona con ella buscando toda la información sobre la chica hasta el punto de llegar a plantearse si despertarla del letargo para no estar solo con ese horrible destino que le ha tocado vivir.
Esta es la parte de la película que a mí me ha resultado de lo más interesante. Los dilemas morales a los que se ve abocado Jim y las repercusiones que podría tener el despertar a alguien de la hibernación de forma egoista. Creo que no hace falta que os cuente qué decide finalmente el personaje que interpreta Pratt y que hace que la película gane muchos puntos. El único que conoce el secreto de Jim es Arthur el Androide, pero ¿Será capaz un robot de guardar un secreto?
Aurora y Jim tomando un piscolabis en el bar de Arthur el androide |
No quiero contaros nada más de esta gran película de ciencia ficción para que la disfrutéis descubriendo sus matices que no son pocos. Chris Prat está genial y ni qué decir que Jennifer Lawrence llena la pantalla cuando entra en escena. Mención especial para Michael Sheen haciendo de simpático androide con esas escenas de diálogo con el pobre Jim y para Lawrence Fishburn donde tiene un papel muy breve pero crucial en la trama de la película. Al final de la cinta hay un cameo de un actor muy famoso que no os voy a desvelar. Y sí, el film tiene unos grandes efectos especiales destacando el diseño de la nave y los paseos espaciales que hacen Jim y Aurora al exterir del Ávalon. Destaco también la banda sonora compuesta por Thomas Newman con un tema principal muy notable.
Morten Tyldum, director Noruego, tras dirigir las destacables Head Hunters (2011) o Descifrando Enigma (2014), nos ha traído una epopeya espacial en la que se nos plantea varios dilemas morales y donde los protagonistas vivirán una serie de circunstancias que les llevará al límite del amor y del odio mientras la nave Ávalon va a la deriva cual Titanic espacial. Pero quizá haya una oportunidad para enmendar los errores y Jim y Aurora vivan una vida diferente a la que se habían planteado pero igual de inolvidable.